Mucha gente pasa gran parte del día en espacios cerrados. Por lo tanto no es de extrañar que se espere un ambiente confortable en el trabajo.
Durante los años setenta, aparecieron algunas publicaciones que hacían referencia a una mayor incidencia de quejas por cefáleas, irritación de mocuosas y sensación de fatiga entre trabajadores de grandes edificios de oficinas. Posteriormente en la década de los ochenta, se observó que éste problema era más frecuente en edificios herméticos y con sistemas centralizados de control de ventilación/aire acondicionado.
Hasta ahora, la incidencia real del problema es desconocida, pero la OMS estima que afecta al 30% de los edificos modernos (si no es que a más) y que causa molestias del 10% al 30% de sus ocupantes.
Estos síntomas suelen ser:
- Irritación de ojos, nariz y garganta.
- Sequedad de piel o mocuosas.
- Eritema cutáneo.
- Fatiga mental y somnolencia.
- Cefáleas y vértigos.
- Mayor incidencia de infecciones de vías respiratorias.
- Dificultad respiratoria y asmas.
Algunos de estos síntomas se comportan de manera característica, aumentando a lo largo de la jornada laboral provocando muchas veces la renuncia al trabajo.
Empecemos a hacer conciencia estimados lectores y procuremos poner remedio a estos inconvenientes por la falta de ergonomía.
